LOS SUEÑOS PRECOLOMBINOS
DE MOHA
Al estar lejos de la tierra natal la nostalgia y los sueños nos traen los recuerdos de la infancia, el color del paisaje, los olores y sabores, las caricias y los cantos. Cuando regresamos a casa recuperamos las raíces del cuerpo y del espíritu y la alegría nos embarga, pero también cierto desencanto por la pérdida de familiares y de los valores étnicos. El artista trabaja con la memoria y su tarea es tanto recuperar el mundo perdido, como imaginar e inventar uno nuevo. Martha Oliva, siendo muy joven, se fue a vivir a los Estados Unidos donde se nutrió de la cultura americana y del espíritu cosmopolita. Pero, después de 20 años regresó a los cafetales de Caldas la tierra de sus antepasados, con el ferviente deseo de pintar sus sueños.
Para un artista, el asunto más difícil de resolver es encontrar un tema que lo incite a imaginar, lo llame a una conversación con sí mismo y desencadene un trabajo creativo. Picasso dijo que “la inspiración existe pero que debe encontrarlo a uno trabajando”. Hay que agregar que también soñando. Esto le sucedió a Martha Oliva: los sueños y el trabajo perseverante le permitieron el encuentro con el color y las formas precolombinas. Hace más de 500 años, los españoles llegaron a estas tierras y arrasaron con una cultura milenaria, destruyeron sus dioses, sus símbolos y tradiciones, para llevarse el oro con que ellos modelaron sus dioses. A pesar de tal destrucción, la cultura sobrevive gracias a la tradición oral, los mitos, los ritos, los símbolos, y los objetos guardados en las tumbas.
Estamos en tiempo de renacer. Por eso surge una generación de jóvenes que desean recuperar la memoria cultural, los ritos y la palabra de los mayores, para vivir en armonía con la naturaleza. Martha Oliva, busca representar desde su mirada esa armonía, encontrar felicidad. Para intentarlo crea una serie de pinturas acrílicas inspiradas en figuras precolombinas. Sus composiciones no son simples representaciones del arte prehispánico, ni imágenes decorativas, provienen de la intuición y de los sueños. Son pinturas visionarias, producto de un vuelo chamánico sobre una colorida selva precolombina, donde símbolos, geometría, fauna y flora, se traducen en hermosos mandalas que atrapan la mirada del observador para llevarlo a una experiencia trascendente, extática.
Sus obras parecen tapices, mandalas, tankas, donde podemos ver y sentir el submundo terroso de los espíritus, el espacio amarillo medio de los hombres, y el azul etéreo de los cielos. En el centro de las composiciones, el hombre pájaro, un círculo cinético, una máscara, un murciélago, el poporo, se encuentran rodeados de un florido universo de plantas y animales, encerrados en una geometría de puntos, líneas y grecas, sacadas de cerámicas, orfebrería y husos. Flotan entre esta malla de colorido vibrante: caracoles y flores, un águila, guacamayas y lagartos, serpientes, tigres y jaguares, el mico y la rana, y las máscaras rituales. Todo como imágenes de encantamiento.
Los protagonistas de sus pinturas son las imágenes zoomorfas y antropomorfas de la orfebrería precolombina, de las cultura Quimbaya, Tolima, Calimas y Tairona, cuyo cuerpo de hojilla de oro las hace brillar sobre las telas, entre un rico colorido de inquietante significado.
Su paleta es rica pero mesurada, con lo cual crea un murmullo sonoro,un tiempo onírico, un juego de espacios sagrados, donde los símbolos flotan como dioses dorados para invitarnos a entrar en su laguna sagrada, en su selva misteriosa. Sus pinturas son un ritual de alabanza, un rito de fertilidad, un rezo y canto de homenaje a los antepasados precolombinos.
Los relatos pictóricos de Martha Oliva hasta ahora empiezan. Su obra es joven, pero ya muestra una manera original de ordenar su composición, de controlar el cuadrado y el círculo, de hacer vibrar su colorida geometría para que todo fluya como una danza ritual.Su imaginación fantástica augura una mina de obras de arte, pintura visionaria hecha con paciencia y amorosa factura, que contiene el aroma de un pasado mítico rescatado desde el sueño con los pálpitos de su corazón.
Profesor Titular de Artes Plásticas
Universidad Nacional de Colombia
La Simbogía Visual de MOHA
Auscultar la obra de Martha Oliva Henao es
encontrase con una sensible e
impactante simbología visual que de inmediato nos traslada al pasado cultural
precolombino. Las ricas composiciones de sus telas cuidadosamente
preconcebidas no admiten que con
sus variados signos se vaya a generar un caos o un desequilibrio en lo que la
artista quiere expresar; Así es que, veo oportuno decir que en los cuadros de
Martha Oliva se posiciona una porción
de la historia, la estética y el arte.
A pesar de su larga estancia en Nueva York
Martha Oliva jamás olvido que Colombia es un país de gran diversidad étnica, y
que esto se le debe a los diferentes grupos indígenas que habitaron distintos territorios y en cada uno de ellos incursionaron con una
innumerable simbología en la manifestación espontanea de sus creencias sus
rituales y sus deidades.
En su retorno a Colombia vuelca todas sus ideas;
por buen tiempo retenidas y las
convierte en realidad visual y coloristica plasmando una serie de obras
en donde emergen conocidos símbolos del ancestro indígena y los rodea de
minuciosas grafías claramente antepasadas
la armonía cromática que allí se puede ver es de muy fina factura los
elementos los entramados la rigurosa preparación de los lienzos y el producto
finalizado de la obra hace evocar de inmediato molas modernas o pendones
prehistóricos en donde el desprevenido observador lograra trasladarse a pasados
milenarios gracias a la sensibilidad creadora de esta joven artista.
No es la obra de Martha Oliva la
reproducción calculada y fría del objeto histórico ya que con esto solo se
obtendría satisfacer un recuerdo que se vuelve fugaz y pasajero en cambio, la
obra de esta artista se hace perdurable por estar impregnada de espíritu.
En conclusión y mediante la apropiación de
los ancestros, Martha Oliva nos muestra un claro ejemplo de cómo la influencia
de una cultura en este caso la precolombina, transgrede las fronteras y une el
arte de la actualidad con el arte del pasado mediante la adaptación de técnicas
modernas que permiten sondear los más finos lenguajes de la expresión artística.
Pintor Hiperrealista
Docente en Artes Plásticas
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